Esta exposición es el resultado del imaginario evocado en la ciencia ficción, la ficción climática, e historias autoetnográficas escritas por Regina de Miguel entre la primavera y el verano del 2020.
Las narrativas nos sitúan en un futuro en el que la colonización del espacio ha estado tomando lugar por muchos siglos, a tal medida que ya existen por toda la galaxia ruinas, complejos turísticos antiguos, y hasta un museo con la más importante y conocida colección de arte, incluyendo réplicas y copias de todo el arte producido por la humanidad a través de la historia.
Un científico, un tipo de alter ego paralizado en tránsito en otro planeta debido a una epidemia cósmica desconocida, vive frente a un pantano describiendo y pintando formas de vida mutantes, multiespecies, holobiontes con el sistema nervioso de calamares, corales, partes de hongos, flores, insectos, fragmentos de cerámica, máscaras, collares, y representaciones de los cosmos; tótems animistas que apelan a relaciones co-dependientes.
Seres levitantes que apelan a la construcción de nuevos ensamblajes, no solo biológicos, sino también entre eventos intangibles como afectos, en un espacio en el que están situados como el Axis Mundi o un eje vertebral en un plano estratigráfico comprendido como la articulación entre el pensamiento, la memoria y el territorio.
La misma voz también emerge en una película intentando entender cuál será su misión en este lugar. El escenario mitopoético del atolón como espacio de cohabitación, de multiplicidad y dilemas en un planeta de nostalgia, como interfaz desde el cual hablar con cometas y líneas sonoras nunca más vistas, para convocar una reunión de suicidios o para soñar con aguas intoxicadas. Como columna vertebral, pequeñas ofrendas de coral de la Gran Barrera de Coral que definen al ser vivo más grande del mundo. Pintado en oro y flotando en un azul metálico, aparecen como figura central rodeados de objetos misteriosos, restos arqueológicos, plantas, órganos, y animales. Una pequeña ofrenda hecha desde el deseo por protección y Taumaturgia (de las palabras griegas θαῦμα ‘milagro’, ‘maravilla’ y ἔργον ‘trabajo’). Un bestiario extravagante en el cual lo inmediatamente amenazado nos recuerda que el proceso es lento, invisible, pero inexorable sobre lo vivo y lo inerte. Lo que sucede con los cuerpos no es inmediatamente visible; se acumula implacablemente, como la acidificación de los mares.
Regina de Miguel (Málaga, 1977)
Su práctica interdisciplinaria está caracterizada por la investigación y procesos que apuntan a la producción de conocimiento y objetos híbridos. El análisis crítico de la supuesta subjetividad de los dispositivos de representación de la ciencia, así como las condiciones de la producción del conocimiento científico, es uno de los principales hilos discursivos de su trabajo. Desde un acercamiento metódico, establece redes complejas de conexión que también se alimentan de la filosofía de la ciencia, el ecofeminismo, la ficción especulativa, y el terror, para dar lugar a desplazamientos teóricos, existenciales, y poéticos que operan desde la fragilidad como forma de resistencia. Consulte su sitio web para más información.
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