CINTURÓN DE PROTECCIÓN, 2021
Regina de Miguel
Edición limitada de 5
Precio: 2299€ (1.900 € + 21 % IVA de 399€)
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Las personas buscan constantemente protección, se unen colectivamente con la firmeza de encontrar apoyo, comparten miedos, creencias, formas de vida. Así, generamos concepciones, universos mágicos, ritos compartidos y transmitidos que nos conforman como comunidades, que dan lugar a identidades y a vastas colecciones materiales e inmateriales.
Encontramos en las diferentes culturas una especie de cosmos de creencias en objetos con virtudes defensivas ante cualquier daño humano, natural o sobrenatural. Talismanes que conceden aliento. Esta edición es una actualización de algunos de esos singulares objetos, documentados en muchos lugares de España desde finales del siglo XVI hasta el XIX. Se trata de pequeñas cintas o cinturones a los que se les otorgaba el poder de combatir el mal y proteger a su portador, de modo que, si se combinaban materia y forma, mediante diversos amuletos, su eficacia aumentaba.
En este caso, nos hemos reapropiado de ese imaginario para repoblarlo con nuevos amuletos, símbolos que desencadenan historias, herramientas cargadas de futuro que tendrán en su materialidad una alta proyección utópica pero también conciencia de una realidad en la que la mayor amenaza somos nosotros mismos.
Esta edición ha sido realizada totalmente a mano, estudiando cada uno de los materiales que la componen, con la colaboración de artesanos locales y con el asesoramiento de la artista y joyera, Teresa Estapé.
El coral blanco, en vidrio soplado, recuerda a las formas de vida que son víctimas de una lenta y constante agresión. Una angustia climática que comienza lentamente en un lejano arrecife de coral que no es pequeño ni desconocido, no deja de representar un síntoma de violencia lenta.
La campana de cristal se repite en su arquetipo histórico, pero también nos recuerda a la novela de Sylvia Plath, aquella en la que la autora relata su descenso a la depresión y su primer intento de suicidio. Un tema que es la primera causa de muerte no natural en nuestro país y que sigue siendo un tabú en las conversaciones.
El péndulo de obsidiana nos lleva a los espejos negros de la adivinación, a las herramientas del sacrificio, pero sobre todo a las pulidas pantallas negras de nuestros dispositivos, portales por los que saltamos de mundo en mundo. Una tecnología que replica nuestras identidades ad nausea mientras se violan muchos derechos humanos.
El mapa de la Isla Decepción, diseñado en latón, hace referencia a uno de los territorios más extraños de nuestro planeta. Un bello y remoto volcán submarino, una isla de la Antártida que, como todo el continente, constituye un laboratorio de futuro a proteger, un testigo silencioso de la matanza intensiva de ballenas durante los últimos siglos.
El fruto de la amapola o adormidera es la base de la producción de opio y sus derivados. La mitología cuenta que Perséfone, diosa del inframundo, volvió a recoger amapolas cuando fue secuestrada por Hades, que la llevó al infierno. Desde entonces, no habría vegetación en la tierra durante el otoño y el invierno, mientras que durante la primavera y el verano la vida volvería a los campos. Esta flor solitaria y delicada es un símbolo de fertilidad, pero también de letargo y muerte.
El pulpo nos lleva al pensamiento tentacular de Donna Haraway. Es decir, a la condición de relación ontológica que hace posible la vida. Somos – con y pensamos – con. Del mismo modo, desde aquí podemos saltar a las propuestas de Lynn Margulis que, desde la teoría de la simbiogénesis, nos recuerda que nada es independiente en la naturaleza: las especies no pueden deshacerse. Este elemento también está en vidrio soplado, realizado con gran detalle por Sara Sorribas, gran artesana y colaboradora.