El trabajo de Basim Magdy analiza los regímenes de representación contemporáneos poniendo en escena experiencias basadas en coordenadas espaciales, temporales y sociales híbridas. Sus películas, fotografías y pinturas crean entornos fluidos, desafiando la comprensión estable de estos conceptos.
Al entrelazar lugares que quedan indefinidos, Magdy produce “no lugares” que amplían la concepción de Marc Augé: no son sólo lugares transitorios, sino que están inmersos en un flujo interconectado constante y, por lo tanto, no se circunscriben a espacios específicos, sino que abarcan todo nuestro entorno simbólico y real. Esta interrelación puede observarse en el desdibujamiento de las escalas micro, macro y humana que se representa en los retratos de Magdy. Las imágenes utilizadas para desdibujar las coordenadas espaciales también construyen un marco temporal difuso en el que el pasado y el futuro confluyen en el presente. El uso constante de tropos modernistas, como la presencia recurrente de vías de tren, indica su interés por analizar una época marcada por las utopías y la creencia en el progreso. Aunque con rasgos nostálgicos, la mirada hacia atrás de Magdy es una propuesta hacia una reevaluación presente del futuro a través de su cuestionamiento de las lecturas naturalizadas del pasado. Al señalar nuestro compromiso diario con los discursos históricos y su estructura interconectada, Magdy señala nuestra capacidad de influir en las lecturas colectivas del pasado y las proyecciones para el futuro.
La tonalidad onírica de su obra, que surge de las yuxtaposiciones estratificadas del tiempo y el espacio, se combina con las características oníricas de sus paisajes sonoros y con las manipulaciones impuestas a las imágenes fijas y en movimiento. Recurriendo a filtros, emulaciones químicas y encuadres estratificados, sus imágenes presentan una amplia gama de colores, efectos y texturas de calidad caleidoscópica. Estos efectos extraños, similares a una experiencia alucinógena, hacen eco de los sueños utópicos del modernismo y los replantean, estableciendo lo que Lars Bang Larsen describe como una relación íntima con el tiempo y el espacio que aún no se ha formado. En contra de las lecturas cristalizadas de la psicodelia como movimiento hacia la evasión, las visiones caleidoscópicas de Magdy proponen y promulgan formas efímeras y extrañas temporalidades que tienden un puente entre los impulsos subjetivos y el espacio social, buscando formas de reimaginar el posicionamiento de la vida en la historia.
Basim Magdy nació en 1977 en Assiut, Egipto, y vive y trabaja en Basilea y El Cairo. Su obra ha aparecido en exposiciones y proyecciones en The New Museum Triennial, New Museum, Nueva York, Museum of Modern Art, Varsovia; HOME, Manchester, Reino Unido; La Compagnie, Marsella; Lismore Castle Arts, Lismore, Irlanda (2015); La Biennale de Montreal, Montreal; Monash University Museum of Art | MUMA, Melbourne, Australia (2014), MEDIACITY Seoul Biennial, Seoul Museum of Art, Seúl; Passerelle Centre d’art contemporain, Brest; CRAC Alsace, Altkirch (2014); 13th Istanbul Biennial, Estambul; Tate Modern, Londres; Centre Culturel Suisse, París; Sharjah Biennial 11, Sharjah, UAE (2013); La Triennale: Intense Proximity, Palais de Tokyo, París (2012); Kunsthalle Wien, Viena (2011) entre otras… Fue preseleccionado para el Future Generation Art Prize, Kiev (2012) y ganó el Abraaj Art Prize, Dubai y el New: Vision Award, CPH:DOX Film Festival, Copenhague (2014). Fue galardonado con el premio al artista del año 2016 del Deutsche Bank.
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